Todos enfrentamos la vida de una manera particular, de una forma propia, pero esa manera en que la enfrentamos es una respuesta de lo que somos. Es decir, la forma en que enfrentamos la vida es una manifestación de nuestro ser. Todas las cosas que nos suceden provocan reacciones en nosotros y en esas reacciones va nuestro ser. No somos lo que nos sucede, pero sí la forma en que reaccionamos a lo que nos sucede.
Reaccionamos a las cosas de una manera propia, de acuerdo a lo que somos, a lo que hemos hecho de nosotros o a lo que hemos dejado que la vida haga de nosotros. En nuestra forma de reaccionar ante cualquier situación manifestamos lo que somos, aunque nosotros mismos no seamos conscientes de nuestra forma de reaccionar ni de lo que somos, pero es justamente eso a lo que debemos prestar atención, pues nos brinda una especie de conocimiento sobre nosotros mismos.
Si prestamos atención a la forma en que reaccionamos a la vida, a lo que nos sucede, a cualquier situación, podemos conocer mucho de nosotros, podemos saber lo que estamos siendo, podemos saber si eso que estamos siendo es lo que realmente somos o si solo estamos siendo marionetas de las circunstancias y no tenemos vida propia. Si prestamos atención a nuestra forma de reaccionar a las cosas, podemos saber si esa misma forma de reaccionar es la que nos está haciendo más daño que las cosas mismas.
Nuestra reacción es la forma en que nos comportamos ante lo que nos sucede. Y cuando no somos conscientes de nuestras reacciones ni de lo que somos, o mejor dicho, de lo que somos, pues si somos conscientes de lo que somos, somos conscientes de nuestras reacciones, nos comportamos de una forma que nos puede dañar. Es por esto que prestar atención a nuestras reacciones nos puede servir para conocernos y al conocernos, podemos cambiar esas reacciones, pues sabemos identificar de dónde provienen.
Hay quienes, cuando están tristes, buscan compañía; otros, en cambio, se aíslan. Pero en cada forma de enfrentar la tristeza se manifiesta lo que una persona es y eso mismo va a decidir la manera en que le afecta. Y eso puede aplicarse no solo a la tristeza, sino a cualquier sentimiento o situación que experimentamos. Tenemos una reacción para todo y debemos de conocer cada una de ellas, pues tal vez nos está destruyendo más la forma en que reaccionamos que lo que nos sucede.
¿Cómo reaccionas cuando estás alegre? ¿Cómo reaccionas cuando te mienten? ¿Cómo reaccionas cuando cometes un error? ¿Cómo reaccionas cuando te hieren? ¿Cómo reaccionas cuando te dicen algo bueno? ¿Cómo reaccionas cuando te menosprecian? ¿Cómo reaccionas cuando le fallas a alguien? ¿Cómo reaccionas cuando pierdes algo? ¿Cómo reaccionas cuando triunfas? En todo hay una reacción propia y podemos conocernos a través de nuestras reacciones.