¿cuándo es el momento?

Saber identificar el momento para hacer o dejar de hacer algo, puede ser más importante que lo que hagamos. El tiempo en que hacemos las cosas cuenta y hace que esas cosas florezcan o se marchiten. No solo se trata de lo que hacemos, sino del momento en que lo hacemos, ese momento puede destruirlo todo y destruirnos a nosotros, o puede construirnos. 

Muchas de las cosas que hacemos, por muy buenas que sean, si no sabemos hacerlas en el tiempo adecuado, terminan convirtiéndose en malas. Terminan haciéndonos daño y hasta pueden impedir que después hagamos otras cosas. No podemos ir por la vida haciendo y deshaciendo sin pensar en el tiempo en que lo hacemos.

El punto es cómo saber identificar ese tiempo, es en eso en lo que nos perdemos. Y no hay fórmulas. Pero la forma en que vivimos, somos y enfrentamos las cosas, puede servirnos a identificar el tiempo. Si tomamos todo a la ligera, sin reflexionar en lo que vamos a hacer, lo más probable es que lo hagamos fuera de tiempo. Eso no quiere decir que todo debemos reflexionarlo y detenernos eternamente a tratar de identificarlo. Hay cosas que debemos hacer sin pensar, solo hay que pensar qué cosas.

Si somos impacientes, seguramente haremos las cosas fuera de tiempo, pues no seremos nosotros quienes las hagan, sino nuestra impaciencia. Si somos impulsivos, corremos el riesgo de hacer las cosas fuera de tiempo, y no es que obedecer a nuestros impulsos sea algo malo, se trata de la forma en que enfrentamos esos impulsos y a qué nos pueden llevar. Si no podemos controlar la forma en que enfrentamos lo que sentimos, lo más probable es que hagamos las cosas fuera de tiempo, pues seremos dominados por lo que sentimos. Si vivimos en otro tiempo distinto al presente, es muy seguro que hagamos las cosas fuera de tiempo, pues actuaremos desde ese tiempo que no es el presente. Si vivimos desde el miedo, actuaremos fuera de tiempo. Si no somos nosotros mismos, actuaremos fuera de tiempo, pues actuaremos de acuerdo a la persona que intentamos ser y no de acuerdo a la persona que somos. Si vivimos comparándonos, actuaremos fuera de tiempo, pues viviremos el tiempo de las personas con las que nos comparamos. 

Si vivimos fuera de nosotros, haremos las cosas fuera de tiempo. Vivir fuera de nosotros es vivir fuera de tiempo. Todo esto lleva implícito el hecho de que, para poder discernir el tiempo correcto para hacer o dejar de hacer las cosas, está ligado a lo que somos. Esto no garantiza que absolutamente haremos todo en el momento correcto, seguramente haremos cosas fuera de tiempo, pero al partir de lo que somos, incluso las cosas que hacemos fuera de tiempo, las enfrentamos de mejor manera y no nos sacan de nosotros.  

Hay cosas que sabemos de manera natural; por ejemplo, si nos da hambre, sabemos que es momento de comer. Y así con muchas otras cosas. Pero hay otras, la mayoría, en las que no tenemos una señal que nos indique cuál es el momento para hacerlo. Y muchos dirán que hay señales que nos permiten verlo, pero no hay certezas, y con esa falta de certezas es que tenemos que aprender a vivir. 

¿Cuándo es el momento correcto para hacer las cosas? No lo sabemos. Vamos un tanto a ciegas por la vida. Pero la forma en que vamos puede, sabiendo que esa forma proviene de lo que somos, ayudarnos a identificar algunos tiempos. La paz que tenemos al hacer las cosas puede decirnos que estamos haciéndolas en el tiempo correcto, y tal vez no en el tiempo externo, pero sí en el tiempo interno, pues son cosas distintas, y es lo que importa. Lo que somos elige el tiempo en que hacemos las cosas, por tal razón, más que trabajar en reconocer el tiempo para hacer las cosas, debemos trabajar en lo que somos. 

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