Debemos mirarnos y creer en nuestra mirada, pero también debemos analizar si nuestra mirada es libre y verdadera; si nuestra mirada nos está conduciendo hacia donde debemos ir o nos está alejando de nosotros, si nuestra mirada nos cura o nos hiere, pues en eso se revela si la mirada proviene de lo que somos, de lo que hemos vivido o de nuestros temores.
Si nuestra mirada nos hiere, nos estamos viendo desde una herida y nos llevaremos a herirnos. Lo que nuestra mirada hacia nosotros nos provoca, nos revela de dónde proviene esa mirada. Cuanto más daño nos hace mirarnos a nosotros mismos, más lejos de nuestra verdad está nuestra mirada. Nos estamos viendo desde algo que no somos cuando lo que miramos nos destruye.
Nuestra mirada revela en dónde estamos. Cuando nos miramos a nosotros mismos y lo que miramos nos hace temblar, nos estamos mirando desde el miedo, desde alguna circunstancia, desde algo que nos hicieron o sufrimos. En nuestra mirada se manifiesta todo nuestro ser y nuestra vida. En nuestra mirada revelamos lo que hemos vivido, nuestras heridas y lo que hemos superado. Nuestra mirada revela la luz como la oscuridad.
Si no nos miramos de forma sana, es porque no lo estamos. Y cuanto más heridos estamos, nuestra mirada hacia nosotros mismos nos distorsiona más, no vemos lo que somos, sino que vemos lo que nos hicieron, lo que nos hicimos, lo que sentimos. Es al observar la manera en que nos estamos mirando, y lo que provoca esa mirada en nosotros, que descubrimos lo que necesitamos superar, curar, dejar atrás. Cuanto más distorsionados nos vemos y más daño nos hacemos al mirarnos, más necesitamos sanar, más necesitamos limpiar esa mirada.
Sabemos que nos estamos viendo desde nuestra verdad cuando nuestra mirada ya no nos hiere. Sabemos que nos estamos viendo desde nuestra verdad, libres de lo que hemos vivido y sufrido, cuando nuestra mirada ya no nos hunde, ya no nos destruye, ya no nos hace temblar, ya no nos hace odiarnos. Cuando empezamos a mirarnos de forma sana, es porque estamos sanando, es decir, nuestra sanidad se revela a través de nuestra mirada, nuestra sanidad cambia nuestra mirada.
Nuestra mirada hacia nosotros mismos revela nuestra interior. Cuando mirarnos a nosotros mismos ya no nos pierda, sino que nos salve; ya no nos hiera, sino que nos cure; ya no nos dé miedo, sino que nos dé valor; ya no nos haga querer huir, sino querer quedarnos, nos estaremos mirando desde lo que realmente somos; nuestra mirada estará limpia de nuestras heridas, de nuestros temores, de las cosas que hayamos vivido. Siempre que nuestra mirada nos hunda, nuestra mirada estará llena de eso que alguna vez nos hundió y no pudimos salir.
La mirada nos evidencia, expresa lo que nosotros no nos atrevemos a decir o no sabemos como, en la mirada se nos escapa el sentimiento del alma, dice lo que nuestra razón calla y expresa lo que el corazón siente…
Me gustaMe gusta