Entre decir que nos amamos y amarnos de verdad, suele haber una distancia que no hace más que impedir que nos amemos, pues cuando las palabras están a la altura de nuestra verdad, ni siquiera hacen falta; nuestras acciones demuestran la verdad. Pero también nuestras acciones demuestran la ausencia de esa verdad y la ausencia de ese amor que decimos que nos tenemos.
Decimos que nos amamos, pero cuando cometemos un error, vivimos en ese error hasta marchitarnos, nos cuesta salir de él y sobre todo, se nos hace imposible perdonarnos. Decimos que nos amamos, pero vivimos juzgándonos. Decimos que nos amamos, pero todas nuestras palabras hacia nosotros son de desprecio y hasta de odio. Decimos que nos amamos, pero nos quedamos en donde nos hacen daño por miedo a irnos. Decimos que nos amamos, pero nos tratamos como si no valiésemos nada para nosotros. Decimos que nos amamos, pero cuando alguien dice que no somos nadie, le creemos. Decimos que nos amamos, pero nos conformamos con cosas que sabemos que no están a la altura de nuestra alma. Decimos que nos amamos, pero vivimos odiando a los demás. Decimos que nos amamos, pero nuestras inseguridades dicen lo contrario. Decimos que nos amamos, pero nos aferramos a lo que nos hiere. Decimos que nos amamos, pero hacemos cosas que sabemos que nos destruirán. Decimos que nos amamos, pero no podemos estar a solas. Decimos que nos amamos, pero nunca tenemos tiempo para nosotros. Decimos que nos amamos, pero no respetamos lo que somos. Decimos que nos amamos, pero volvemos a los lugares que nos hicieron odiarnos a nosotros mismos. Decimos que nos amamos, pero no creemos en nosotros. Decimos que nos amamos, pero creemos que somos lo que cualquier persona dice que somos. Decimos que nos amamos, pero hacemos cosas que no queremos hacer, las hacemos tan solo por no perder a esas personas por las que las hacemos. Decimos que nos amamos, pero le damos el poder de nuestra vida a cualquiera. Decimos que nos amamos, pero nos traicionamos a nosotros mismos. Decimos que nos amamos, pero vivimos comparándonos con los demás. Decimos que nos amamos, pero morimos por la aceptación de los demás. Decimos que nos amamos, pero no somos más que miedo. Decimos que nos amamos, pero no podemos vivir sin controlar a los demás. Decimos que nos amamos, pero permitimos que los otros jueguen con nosotros. Decimos que nos amamos, pero no podemos perdonar. Decimos que nos amamos, pero no nos aceptamos. Decimos que nos amamos, pero nos rodeamos de personas que no nos valoran. Decimos que nos amamos, pero tal vez no sea así.
Decimos que nos amamos, pero no sabemos lo que es el amor, ni siquiera sabemos lo que somos. Es imposible amarnos así. Es una forma superficial de amarnos, que no es amor en realidad. El verdadero amor surge de lo que somos, de nuestra verdad, de nuestra esencia, y no puede surgir si nosotros no nos hemos adentrado en ella. Tal vez sea porque decir que nos amamos está de moda, pero decir que nos amamos no hará que nos amemos y eso lo sabemos cuando temblamos. El amor propio no es una moda, es una necesidad, es una profunda necesidad.
Cuando realmente nos amemos, no hará falta decirlo, nuestro ser despedirá amor. El amor se revelará en cada acción de nuestro ser, nadie dudará de que nos amamos, nosotros mismos no dudaremos de que nos amamos. El amor se manifiesta en lo que somos y hacemos. El amor coincide con nuestras palabras y pensamientos. Todo lo que sale de nosotros lleva una chispa si dentro de nosotros hay fuego.
Reconozco que no he aprendido a amarme pero quiero hacerlo… Gracias, gracias eres amor
Me gustaMe gusta