Una herida no sanada es una puerta abierta. Siempre hay forma de volver al mismo lugar, siempre regresaremos a lo que nos hirió. Una herida no sanada es una cuerda que nos ata a lo que nos hirió.
Lo que no sanamos sigue teniendo poder sobre nosotros, incluso si nosotros creemos haberlo superado, si ya no nos duele o si pasó mucho tiempo desde la herida. Esa herida nos condiciona más allá de lo que somos conscientes.
A veces queremos simplemente movernos, irnos de los lugares, cambiar de ambiente, creyendo que al irnos, las cosas cambiarán, ya no nos harán daño. Pero llevamos la herida en nosotros, no le prestamos atención, no la sanamos, solo cambiamos de lugar y luego estamos en la misma situación de antes en un lugar distinto. Volvemos a la herida, volvemos a lo mismo.
Cuando volvemos al mismo lugar en el que fuimos heridos, es porque no nos fuimos. Nos movimos, pero llevamos con nosotros algo que nos hizo permanecer en el mismo lugar, algo que nos impidió irnos del todo. Volver es no haber sanado.
Antes de movernos es necesario sanar, el movimiento es sanar, pues al sanar, aunque permanezcamos en el mismo lugar, ya no estaremos de la misma forma y ya no estará una herida condicionando nuestra vida. Mientras no sanamos, no importa a dónde nos vayamos, siempre regresaremos, siempre estaremos en el mismo lugar.
Es inútil irnos si no sanamos y no importa quedarnos si sanamos. En la forma en que nos quedamos o nos vamos, está todo. Una herida no sanada provoca más heridas, una herida no sanada no solo es una herida, es también una forma de vivir, una condición. Cuando no sanamos nuestras heridas, esas heridas definen nuestras relaciones, lo que pensamos de nosotros, lo que somos, la forma en que nos comportamos. Una herida es más que una herida cuando no la sanamos.
Muchas heridas entran por una herida no sanada, es decir, cuando no sanamos, esa herida permite que entren cosas que no deberían entrar. Una herida no sanada es una puerta abierta por donde entra permanentemente lo que nos hirió y muchas cosas más que nos herirán.
Cuando sanamos, solo podemos ir hacia donde esa misma sanidad nos lleve. Cuando no sanamos, solo podemos permanecer en la herida. Sanar es cerrar la puerta, sanar es no volver, sanar es salir, sanar es borrar un camino de regreso.