Si necesitas llorar, llora. No reprimas tus sentimientos. Reprimirlos te puede llevar a colapsar internamente.
Cuando reprimimos lo que sentimos, nos sometemos a lo que sentimos, nos convertimos en esclavos de eso. Reprimirlo no es evitarlo, es experimentarlo de una forma distinta y esa forma puede ser destructiva. Reprimir lo que sentimos es lanzar una bomba sobre otra bomba, con la intención de eliminar el efecto de la primera, pero es imposible, más bien, al hacerlo, tenemos dos explosiones, un efecto mayor. En algún momento estallará todo y nosotros pagaremos por eso con nuestra vida. Al reprimir un sentimiento, nos hundimos más en él.
Sentir no es malo, es nuestra naturaleza. Pero tenemos que aprender a relacionarnos con lo que sentimos y a identificarlo, para que lo que sintamos no nos someta. Sentir no es una debilidad, pero reprimir lo que sentimos puede ser una debilidad, porque al hacerlo, estamos manifestando un miedo a lo que sentimos y a mostrar lo que sentimos para no parecer débiles.
Hay cierto orgullo en reprimir lo que sentimos. Nadie quiere parecer débil, porque según nosotros, eso podría abrir la puerta a que los demás nos hagan daño. En muchas ocasiones, reprimimos para parecer fuertes, como una manera de protegernos. Pero esa manera de protegernos no nos protege, nos destruye y lo hace de forma silenciosa.
Muchas veces lo reprimimos porque no sabemos identificar lo que sentimos, entonces tampoco sabemos expresarlo y eso tiene que ver con la forma en que hemos vivido lo que sentimos. También lo reprimimos porque el mundo, la familia, el contexto y nuestras relaciones, han mutilado la expresión de nuestros sentimientos. Nos han hecho creer que los sentimientos debemos guardarlos. Podemos reprimirlos porque nos han hecho daño con lo que sentimos, porque han utilizado nuestros sentimientos para alejarnos de nosotros. Evitamos mostrar lo que sentimos porque creemos que mostrarlos es dar el poder a alguien para destruirnos.
Sea cual sea la razón, cuando reprimimos lo que sentimos, nos rechazamos y de ese rechazo construimos algo que no somos. Algo que, por lo general, nos destruye y nos hace destruir a los demás. Debemos expresar lo que sentimos, pero también debemos ser conscientes de la forma en que lo expresamos. Yo puedo sentir enojo y romper lo que tengo a mi paso, pero eso no es expresar mi enojo, sino que no saberlo expresar. Es otra forma en que los sentimientos nos someten.
No puedes evitar sentir, no puedes controlar lo que sientes, pero tampoco debes permitir que lo que sientes te controle. Siéntelo todo, sin rechazarlo y sin quedarte en nada. Vive más allá de lo que sientes, pero no niegues lo que sientes.
¿Cómo se aprende a identificar lo que sentimos y saber llevarlo para que no nos lastime ?
Me gustaMe gusta