Así como muchas personas nos han fallado y hemos tenido que perdonarlas, nosotros nos hemos fallado, y probablemente nadie más nos haya fallado tanto como nosotros, y debemos perdonarnos. A muchos se les hace más fácil perdonar a otros y no a sí mismos, liberan pronto a los demás, pero ellos permanecen atados, y aunque perdonar a alguien más es saludable, si no podemos perdonarnos a nosotros mismos, nunca seremos libres.
Existe dentro de nosotros un sentimiento de culpa cuando nos equivocamos, cuando fallamos, cuando fracasamos, cuando las cosas no salen como lo esperábamos e incluso cuando alguien nos hace daño. Un sentimiento que pesa y puede hacer caer toda nuestra vida, porque es un sentimiento silencioso y si no lo sabemos enfrentar, nos sometemos a él.
La culpa no solo es un sentimiento, sino que es un obstáculo que nos impide ver y vivir nuestra vida. Cuando nos sentimos culpables, nos mantenemos pensando en eso en lo que nos equivocamos, vivimos recreando lo que hicimos, lo que no hicimos, lo que debimos hacer. Permanecemos en nuestros errores. Toda nuestra energía es consumida por la culpa.
Lo importante es comprender que un error, aunque tenga sus consecuencias, no es nuestra vida. Pero si no nos perdonamos, vivimos en ese error toda nuestra vida y nunca vivimos nuestra vida. Puede parecer muy cliché decir que todos nos equivocamos, para así consolarnos y enfrentarlo, pero lo importante no está en las equivocaciones, porque sí, todos nos equivocamos, pero ¿Cuánta gente se perdona a sí misma? Muy poca, yo conozco a personas que un error en su adolescencia y juventud, las dejó para siempre en ese error, nunca pudieron salir y claro, hay muchas cosas que influyen en eso, pero una de ellas es la ausencia de perdón.
Perdonarse a uno mismo no es olvidar, al igual que perdonar a los demás no es olvidar. Es por eso que muchas veces, cuando cometemos un error, buscamos olvidar el error, porque creemos que olvidar es perdonar. Creemos que cuando ya no nos recordemos del error que cometimos, no nos dolerá, pero aunque ya no nos duela y lo olvidemos, la ausencia de perdón sigue en el mismo lugar y saldrá a la luz con otro error o con algún estímulo. Perdonar no es olvidar, uno puede recordar habiendo perdonado y uno puede olvidar sin haber perdonado. La ausencia de perdón se revela en la incapacidad que tenemos para salir de un error, en el tiempo que nos toma recuperarnos de él. No basta con olvidarnos de nuestros errores, es necesario perdonarnos.
Hay muchas razones por las cuales se nos dificulta perdonarnos a nosotros mismos, pero sea cual sea la razón, la responsabilidad de perdonarnos es nuestra. Muchas personas, cuando son cuestionadas por no perdonarse a sí mismas, hacen un listado de todas las razones y tratan de justificarlo, pero no se hacen responsables de sí mismas. Hay cierta irresponsabilidad en no perdonarse a sí mismo, es una forma de vivir esperando que la vida haga todo por nosotros. Perdonarnos a nosotros mismos es hacernos responsables de nosotros.
Ya sea que lo logres o que no,
ya sea que sonrías o que llores,
ya sea que caigas o que vueles,
ya sea que te apagues o que brilles;
enfréntalo todo sin desviarte,
pero sin quedarte en nada.
Sigue tu camino,
aunque encuentres flores
que te inviten a quedarte.
Sigue tu camino,
aunque haya heridas
que te obliguen a quedarte.
Sigue tu camino
y abrazarás la luz.
Tienes tanta razón, esto me ha hecho llorar a mares, uno cree que el problema está en las demás personas cuando el problema somos nosotros mismos, cometemos errores que marcan nuestra vida y seguimos como si nada cuando debemos de perdonarnos.
Me gustaMe gusta