El amor, aunque sea incondicional, para que pueda darse tiene una condición: ser. Si no podemos ser, no podemos amar. El amor expresa lo que somos y no puede expresar algo que no somos, el amor expresa nuestra verdad y no puede expresar una mentira, pues el amor es verdad y solo abraza lo verdadero.
Cuando amamos sin ser, amamos para ser, es decir, amamos para obtener a través de ese amor lo que nos hace ser, utilizamos al amor para obtener una identidad que no tenemos y eso nos aleja de nuestro ser, pues nuestro amor nace de una necesidad, de una ausencia, y lo que obtenemos al amar no es lo que verdaderamente somos, sino lo que aceptamos porque no sabemos lo que somos.
Cuando amamos sin ser, hacemos muchas cosas que van en nuestra contra con tal de que surja ese amor. Cuando amamos sin ser, nos traicionamos, nos faltamos el respeto, nos desvalorizamos, nos humillamos. Cuando amamos sin ser, nos convertimos en cualquier cosa que nos dé ese amor y todo eso en lo que nos convertimos nos ciega y nos destruye.
Cuando amamos sin ser, aunque el amor surja, ese amor nunca nos llena, pues nunca llega a la verdad de nuestro ser. Ese amor llega a la persona que intentamos ser para conseguir ese amor, que es la persona que no somos y por eso nunca abrazamos ese amor. Es un amor ajeno a nosotros, nunca nos llega a nosotros, porque no surge de nosotros. El amor solo llega a nuestro ser cuando surge de nuestro ser.
El amor es verdad y solo abraza lo verdadero. Cuando amamos siendo alguien que no somos, no amamos y al amar nos destruimos, porque estamos dando algo que no somos, que no es nuestra naturaleza, nos estamos forzando a sacar de nosotros algo que no está en nosotros. Cuando amamos siendo alguien que no somos, intentamos amar desde una mentira y no podemos abrazar la verdad a la mentira, el amor mismo expulsa la mentira.
No podemos amar sin ser, aunque lo intentemos. Necesitamos ser para poder amar. Para que el amor exprese lo que somos es necesario ser. Con una ausencia de identidad, el amor se cae, pues no se sostiene de nada. Cuando somos, el amor se sostiene de nuestra verdad, el amor se vuelve nuestra verdad.
Maravilloso!!!!
Me gustaMe gusta