Una persona se va en el momento en que piensa en irse, aunque se quede, pues en ese instante su mente, su corazón y su cuerpo, se han dividido. Su cuerpo puede estar donde tú estás, pero su mente está en el lugar al que quiere irse.
Tener que luchar para que una persona se quede es suficiente razón para dejarle ir. Cuando intentas convencer a una persona para que se quede contigo, estás atado a esa persona y estás rompiendo la voluntad de esa persona, y aunque la convenzas, si no se queda por su propia voluntad, se quedará, pero no de la misma forma en que estaba cuando te amaba, se quedará rompiendo lo que le hizo quedarse. Cuando intentas hacer que una persona se quede, empiezas a forzar las cosas y al forzarlas te rompes.
Cuando alguien decide irse, hay que respetar su decisión, aunque esa decisión nos parta la vida en dos o tres o más pedazos. Pues si no respetamos esa decisión, le estamos faltando el respeto a esa persona y también a nosotros mismos. Respetar la decisión de una persona al querer irse no significa que la dejamos de querer o que no nos importa. Muchas personas creen que cuando dejas ir a alguien sin rogarle para que se quede, estás demostrando que nunca te importó, y por eso mismo ruegan, pero no es así. Cuando dejas ir a alguien que se quiere ir, estás respetando su decisión, estás valorando lo que esa persona es, por encima de lo que sientes por ella. Solo donde hay voluntad, hay amor, solo donde hay libertad, hay amor.
Muchas veces, cuando alguien quiere irse, lo que hacemos es cerrarle las puertas y buscar la manera de atarle, eso no demuestra que le amamos y que no queremos que se vaya, eso revela que estamos atados a esa persona, y al no poder detenerlo, actuamos desde nuestro dolor y solemos recurrir a una especie de venganza por querer dejarnos, buscamos hacerle daño esa persona por abandonarnos, y en ese conflicto manifestamos lo que somos. Somos la forma en que nos vamos y somos la forma en que dejamos ir.
Si alguien se quiere ir de tu vida, no se lo impidas, porque por impedírselo puedes irte tú de tu vida. Si alguien se quiere ir de tu vida, no le detengas, deja que se vaya; aunque para salir tenga que romper tu corazón. Al final, descubrirás que eso que rompió para poder salir, no fue una herida, a pesar de que dolió, sino que fue una puerta hacia un nuevo tú.
Que lindo que lo redactas! Y hermosa manera de despedir
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Es tan cierto. Retener siempre será peor que dejar ir.
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