Hay una verdad que se esconde detrás del hecho de soltar. Necesitar soltar significa que estamos atados y estar atados revela la forma en que abrazamos las cosas, la manera en que nos acercamos a todo, la forma en que amamos. Necesitar soltar no solo revela nuestra necesidad de ser libres, sino también la forma en que nos aferramos. Necesitar soltar dice más de la mala forma en que amamos, que de nuestra necesidad de sanar. Necesitar soltar significa que amamos aferrándonos a lo que amamos. Eso también significa que lo que necesitamos no es soltar en sí y tal vez por eso nos es difícil soltar, porque solo buscamos soltar en sí mismo y que eso nos resuelva todo, pero lo que en realidad necesitamos es amar bien y antes de eso, amarnos bien. El no poder soltar o el que sea difícil hacerlo demuestra que no empezamos bien, que no empezamos desde el amor, sino desde el miedo. Soltar es una consecuencia de amar. Cuando amamos, ya no necesitamos soltar, pues no estamos atados a nada, ni a lo que amamos. Pues si amamos, lo hacemos con libertad, sin aferrarnos, sin apegos y entonces soltar no es necesario, porque amamos con libertad y no con miedo. No es necesario soltar porque no estamos atados. Toda necesidad de soltar es, más bien, una necesidad de amar.
Es necesario comprender que todo eso a lo que nos aferramos nos da lo que nosotros creemos que necesitamos para ser, ya sea felicidad, amor, identidad o cualquier otra cosa. Hemos definido nuestra identidad atados a eso que nos negamos a soltar y eso significa que antes de aferrarnos carecíamos de identidad y lo que encontramos al atarnos es una idea de identidad, pero no nuestra identidad, entonces creemos que, si soltamos, vamos a dejar de ser lo que somos, vamos a dejar de sentir lo que eso nos hizo sentir. Nos aferramos a todo lo que nos da lo que nosotros no nos hemos dado y por eso nos cuesta dejarlo, porque pensamos que dependemos de eso para ser, pero lo pensamos porque antes de encontrar eso a lo que nos aferramos, no nos habíamos dado lo que necesitábamos, no nos habíamos encontrado a nosotros. Te aferras a todo lo que te da lo que tú no te das, es decir, te aferras por una ausencia de ti mismo, por una necesidad de ti mismo. No te aferras porque amas, no te aferras porque eres libre, no te aferras porque eres tú.
Es paradójico porque eso que no soltamos ya no está atado a nosotros, pues si lo estuviera, no tendríamos que atarlo ni atarnos a eso. Estamos atados a lo que fue, no a lo que es, estamos atados a algo que no existe y más que atados a eso, estamos atados a nuestro propio miedo a perderlo. Lo que no soltamos no es nuestro, lo que es verdaderamente nuestro no necesitamos atarlo, está con nosotros con toda libertad.
Soltar es muy relacionado al amor y a las relaciones, pero soltar no es exclusivo del amor. No solo necesitamos soltar a las personas, sino también a nosotros mismos. Necesitamos soltar nuestro pasado, necesitamos soltar nuestras expectativas. Necesitamos soltar la idea de nosotros mismos que nos destruye. Necesitamos soltar amistades, necesitamos soltar un trabajo, una carrera, una ciudad, un país. Necesitamos soltar la vida misma que estamos viviendo y que no queremos vivir. Necesitamos soltar la alegría y el dolor. Necesitamos soltar lo que nos hicieron, necesitamos soltar lo que nos hicimos, necesitamos soltar lo que fuimos y lo que no fuimos, necesitamos soltarnos.
Tal vez no se trate de soltar a otros, sino de soltarte a ti. Estás atado a un tú que no eres tú y es fácil saberlo, porque ese tú al que estás atado te asfixia y te destruye. Si realmente fueses tú, te sentirías libre, pues tu verdadero ser está en la libertad. No estás atado a otra persona, sino a ti mismo, a tus propios sentimientos y pensamientos, a la idea que tú tienes de esa persona, a lo que tú quieres de esa persona. Estás atado a la imposibilidad de ser tú, estás atado a tu propia necesidad de otros. Entonces no necesitas desatarte de otros, sino de ti. Suéltate de ti y verás que no estás atado a nadie. La libertad al lado de otros solo es consecuencia de la propia libertad.
Parece que solo es necesario soltar lo que nos impide ser, lo que nos hace daño, lo que nos hiere. Pero la verdad es que a veces también necesitamos soltar algunas cosas buenas, y no por el hecho de que nos hagan daño, porque tal vez no lo hagan, sino porque nos impiden crecer, nos impiden llegar a algo mejor. Soltar lo que nos hace daño es difícil, pero soltar lo que no nos hace daño es más difícil, porque sabemos que no nos hace daño y no encontramos razón ni sentido en soltarlo. Si no soltamos lo que nos hace bien, al no soltarlo nos haremos mal. No es cuestión de las cosas a las que nos aferramos, sino el hecho mismo de aferrarnos, es en aferrarnos que nos rompemos y no son las cosas a las que nos aferramos las que nos rompen. Así como lo malo nos detiene, también podemos detenernos con lo bueno. Todo gira en torno a la libertad de no aferrarnos a lo malo ni a lo bueno, es la única forma de ser, de amar, de vivir, de expandirnos.
Puede que alguna vez eso que ahora necesitas soltar te curó y por eso mismo te cuesta hacerlo, pero es necesario entender que, tal vez en su momento pudo curarte, pero ahora lo único que puede curarte es soltarlo.
También es necesario comprender que soltar no es destruir lo que soltamos, soltar es cambiar la manera en que nos relacionamos con eso que soltamos, soltar puede ser irnos. Soltar es no depender, soltar es liberarnos, soltar es regalarnos paz, soltar es abrazar lo que somos por encima de lo que tenemos. Soltar es no destruir nuestro presente y salvar nuestro futuro.
Muchas personas creen que al soltar les va a dejar de doler, muchas personas creen que al soltar van a olvidar y muchas personas creen que al soltar van a curarse inmediatamente. Pero no es así, hay un proceso que tenemos que enfrentar y ese proceso incluye una trasformación de nuestra mente y emociones, siempre cambiamos cuando soltamos, nos volvemos más libres, más fuertes, más sabios. Soltar no significa que te va a dejar de doler en el momento en que sueltes, soltar no significa que vas a curarte al instante, soltar no significa que vas a olvidar. Soltar es decidir seguir adelante sin eso, es hacernos cargo de nosotros mismos.
Vas a sufrir,
vas a llorar,
vas a agonizar,
vas a romperte,
vas a quemarte,
vas a gritar,
vas a callar;
pero cuando todo pase,
vas a volar.
Lo que necesitaba leer.
Me gustaMe gusta