Es importante saber a dónde ir, pues si no lo sabemos, iremos a lugares que no queremos ir, a lugares que no son para nosotros. Si no sabemos a dónde ir, terminaremos en sitios que nos impidan ir a nuevos lugares. Es importante saber a dónde ir, pero no podemos saber a dónde ir sin antes haber ido a nosotros mismos.
Todos queremos ir a algún lugar, pero muchas veces queremos ir a un lugar movidos por nuestro miedo a no llegar a ninguna parte, movidos por deseos que no son producto de lo que somos, sino de temores, inseguridades, egoísmo, necesidad de aceptación, y muchas cosas más. Cuando vamos movidos por alguna de estas cosas, sin importar a dónde vayamos, vamos en contra de nosotros, y a donde sea que lleguemos, sentiremos que no hemos llegado, pero ese sentimiento surge de no haber llegado a nosotros mismos.
Necesitamos saber a dónde ir, pero más que saber a dónde ir, necesitamos saber lo que somos. Al saberlo, sabremos a dónde ir y también sabremos a dónde no ir. Caminaremos solo hacia lo que coincide con lo que llevamos dentro. No nos saldremos del camino, no nos saldremos de nosotros mismos.
Es imposible saber a dónde ir sin haber ido a nosotros mismos, pues todo lugar al que debemos ir surge de lo que somos, no es ajeno a nosotros. Para saber a dónde ir, debemos ir a nosotros, en nosotros está el camino hacia el lugar que debemos ir. Si no vamos a nosotros, no sabremos a dónde ir e iremos a cualquier parte.
Saber a dónde ir no solo es tener la certeza de un lugar, sino también saber vivir con la incertidumbre cuando no sabemos cuál es ese lugar. Es decir, no destruirnos cuando no sabemos a dónde ir, pues nunca tendremos la certeza de todo. Saber a dónde ir es mantenernos fieles a nosotros mismos sin importar a dónde vayamos, es no perdernos a nosotros mismos. Saber a dónde ir es saber que siempre debemos ir a nosotros.
Antes de ir a cualquier parte, necesitamos ver si queremos ir a ese lugar por lo que somos o si queremos ir a ese lugar por algún miedo u otra razón. No solo importa el lugar al que queremos ir, también importa la razón por la que vamos, qué es lo que nos mueve, de dónde surge ese deseo de ir, pues en eso se esconde la verdad y de eso depende, no solo el hecho de que lleguemos o no, sino también la forma en que iremos y lo que seremos al ir.
¿A dónde ir? A ti. Ve a ti y sabrás a dónde ir.